Antes de una final contra Boca Juniors: "Nosotros tenemos que reconstruir una sensación, algo muy profundo: remitirnos a los 14 años, cuando en el barrio nos tocaba jugar contra aquellos rivales a los que les teníamos bronca y no nos importaba nada más que eso, ni el lugar, ni la hora, nada. Porque lo único que nos interesaba, justamente, era jugar".
Antes de un duelo contra Colombia: "En las peleas callejeras hay dos tipos de golpeadores. Está el que pega, ve sangre, se asusta y recula. Y está el que pega, ve sangre y va por todo, a matar. Muy bien, muchachos: vengo de afuera y les juro que hay olor a sangre".
Aprender del fracaso: "Los momentos de mi vida en los que yo he crecido tienen que ver con los fracasos; los momentos de mi vida en los que yo he empeorado, tienen que ver con el éxito. El éxito es deformante, relaja, engaña, nos vuelve peor, nos ayuda a enamorarnos excesivamente de nosotros mismos".
"La mía es una familia de profesionales, que nunca se opuso a mis vocaciones. Quise ser jugador de fútbol y fui. Fracasado, pero llegué a jugar en la Primera de Newell's".
En un entrenamiento previo a un partido por Eliminatorias, ante las constantes jugadas acrobáticas y arriesgadas que efectuaba Arturo Vidal, Marcelo Bielsa detuvo todo y se le acercó al volante, señalándole enérgicamente: "Acá usted está jugando en Bayer Leverkusen. Y todo lo que usted hace es un desorden. De nada sirven las piernas a la altura de la cabeza. Si quiere jugar conmigo, debe hacer el trabajo que se le pide, no el que usted cree que hace falta. No hacen falta los héroes en el fútbol".
En una de las primeras charlas técnicas de Marcelo Bielsa como entrenador de Vélez, el Loco comentó: "Muchachos, ¿saben qué es lo que más me impresionó de este club?". Todos lo miraron, serios. "Su auto Husaín, está bárbaro".
lunes, 30 de noviembre de 2009
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